El mesón del lobo feroz y otros crímenes 17/10/2014

Te doy cinco mil pesetas y te pago el taxi de vuelta". Fue lo único que necesitó aquel hombre para convencer a Araceli Fernández Regadera de que le acompaña hasta su bar. Araceli, una joven de veinte pocos años, llevaba media vida prostituyéndose en la calle de la Cruz, a dos pasos de la Puerta del Sol madrileña. Aquella madrugada del 22 de diciembre de 1987, vísperas de Navidad, era fría y había pocos clientes. Ante el señuelo de las cinco mil pesetas, no dudó en echar a andar tras aquel hombre. Él era Santiago San José Pardo, de 31 años, bigotudo, ex legionario y con aspecto de ser un tipo hosco. Dominga del Pino, de 30 años de edad, no quiso untar su ración de pan en la salsa de la cazuelita de caracoles que degustó con su prometido, José García San Juan, de 24, en la mediodía del sábado 15 de mayo de 1948 en la casa de comidas "David", ubicada en la inmediaciones de la Plaza de Vega. Pero no pretendía desperdiciar el currusco, así que pidió que se lo envolvieran. El camarero fue diligente: empleó sendas hojas de dos periódicos del día anterior, el Ya y El Adelantado de Segovia. Esos mismos papeles y algunos restos de pan fueron hallados el lunes junto a su cadáver, que fue encontrado al alba por un labrador en la zona conocida como La Canal, entre un trigal y un arroyo, al final de las Calzadas, cerca de la fábrica de luz El Porvenir. Dominga había sido degollada. Junto a su cuerpo, además, se descubrió el arma del crimen: una afilada navaja barbera.